“El reto para ello consiste en desarrollar nuevas formas de colocación de seguros, a través de todos los desarrollos tecnológicos que actualmente existen; es decir, usar la tecnología para hacer de los seguros un producto mucho más ‘digerible’ y que alcance a un mayor sector de la población”, comentó Octavio Careaga, director general de TBH México.
Una de las principales demandas será la adaptación a los nuevos riesgos que la innovación tecnológica ha traído -como los vehículos autónomos y la industria de los drones-, así como a los peligros a los que una persona ‘común y corriente’ podría estar expuesto en cuestiones climáticas o relacionadas con la ciberseguridad, por ejemplo.
Así, en los próximos años la industria de seguros observará un crecimiento en ramos como los seguros de vida, los seguros de vida ligados a inversión y los de daños; sin embargo, el elemento más importante para que el sector siga reportando cifras positivas es que la población logre, finalmente, comprender por qué necesita un seguro.
“Es aquí donde la tecnología vuelve a jugar un papel crucial pues los hábitos sociales de las nuevas generaciones nos transforman y crean nuevas oportunidades de negocio que facilitan la eficiencia y una mayor diferenciación respecto a la competencia”, asegura el directivo de la empresa especializada en seguro y reaseguro.
De acuerdo con Careaga, para comprender y adecuar el negocio a este nuevo entorno, las aseguradoras requieren cambios significativos en tres principales rubros:
1. Contratar profesionales que entiendan y disfruten del nuevo mundo digital; no necesariamente tienen que ser jóvenes, pero sí apasionados y curiosos de lo que la tecnología puede lograr. Las compañías deben estar dispuestas a realizar los cambios en el plano organizativo y la adopción de nuevas competencias que esto implica.
2. Desarrollen una orientación al cliente con base en el negocio digital para acercarse a esta nueva generación de clientes ¿Qué significa esto?, entrar a las redes sociales, dar respuesta oportuna por estos canales y mantener estas interacciones electrónicas, seguros apegados a su estilo de vida y mejorar la forma en que se da el servicio, en general. Dejar de atender al cliente para ofrecerle una experiencia.
3. Si lo comparamos con otros, el sector de seguros no ha priorizado la incorporación de tecnologías digitales, móviles y sociales a su operación y servicio, pero eso no quiere decir que hay que quedarse así. El negocio digital puede ofrecer ventajas competitivas sin precedentes a largo plazo, para aquellas aseguradoras que se atrevan a ser las primeras en adoptar el nuevo ecosistema, no como un accesorio o moda sino como un aspecto realmente clave de su estrategia.
El sector debe contemplar al cliente más allá de su individualidad, identificando, controlando y gestionando sus ámbitos de influencia, más o menos cercanos: familia, entorno social, profesional, etcétera.
“Hacer de la innovación disruptiva una realidad concreta será esencial para el nuevo panorama de la industria de seguros, en la que México debe entrar ya”, concluyó el directivo de THB.
Redacción C21