El uso de teléfonos inteligentes se ha convertido en una herramienta clave para el ejercicio de derechos fundamentales como la educación y la salud
El acceso a smartphones y servicios móviles registra una marcada disparidad económica, con hogares de menores ingresos destinando una mayor proporción de su presupuesto, sobre todo a dispositivos de gama baja.
En contraste, los hogares más ricos adquieren dispositivos avanzados, al gastar una menor proporción de sus ingresos, lo que amplía la brecha digital
Para compensar y contrarrestar esa disparidad en el acceso a la conectividad móvil, se proponen políticas fiscales como: la eliminación de impuestos al consumo de dispositivos y servicios, subsidios para hogares de bajos ingresos y financiamientos gubernamentales para mejorar el acceso a tecnologías más avanzadas.
Los teléfonos inteligentes o smartphones incorporan cada vez más características tecnológicas que, aunadas a la conectividad, permiten un ejercicio más completo de derechos fundamentales, como a la educación y la salud, entre muchos otros. Además, facilitan las labores productivas al tiempo que posibilitan espacios de comunicación y acceso a información de manera sencilla y expedita.
En el año 2020, dos tercios de los estudiantes optaron por utilizar un smartphone como su dispositivo principal para llevar a cabo actividades escolares o participar en clases a distancia. Solo 18% utilizó una laptop y 7%, una computadora de escritorio, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
El uso generalizado y la tenencia de teléfonos inteligentes, aunque no son determinantes por sí mismos, pueden apalancar el desarrollo social y la igualdad en el ejercicio de derechos fundamentales, como los mencionados.
De acuerdo con The Competitive Intelligence Unit (The CIU), al cierre de 2023, poco más de 95 de cada 100 líneas telefónicas están asociadas a un teléfono inteligente, indicador que, hace seis años representaba a 88 de cada 100.
A pesar de los indicadores positivos en cuanto a la tenencia de smartphones, los hogares enfrentan distintos desafíos económicos de acuerdo con su nivel de ingresos para adquirir dispositivos tan indispensables. Por ejemplo, de acuerdo con The CIU, 4 de cada 10 usuarios recurren a algún esquema de financiamiento para contar con una terminal móvil.
Gasto de los hogares en tenencia de smartphones y servicios móviles
Según datos extraídos de la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares (ENIGH) en el año 2022, los hogares destinaron un gasto promedio trimestral de $3,136 pesos en servicios y teléfonos móviles, es decir en comunicación móvil. No obstante, este indicador revela variaciones significativas en función de los ingresos de los hogares.[1]
Aquellos clasificados en el 10% más rico (decil X), no solo gastan más del doble en equipos y servicios de comunicación móvil en comparación con los hogares del decil anterior (decil IX), sino que también destinan siete veces más recursos a esta finalidad que los hogares ubicados en el decil de menores ingresos (decil I).
Uno de los aspectos que facilita el acceso de los hogares con mayores limitaciones a dispositivos inteligentes es la diversidad en su oferta, que abarca una amplia gama de capacidades y precios.
De acuerdo con el estudio "Dimensionamiento del Mercado de Smartphones en México " de The CIU, los precios de estos dispositivos pueden variar desde menos de $3 mil hasta los $10 mil pesos, en el caso de la gama media, que incluye una selección de equipos que se ajustan al presupuesto de poco más de 7 de cada 10 usuarios.
No obstante, esta variedad de precios viene acompañada de diferencias técnicas que resultan en que los hogares más desfavorecidos accedan a dispositivos con capacidades tecnológicas inferiores. En el cuadro siguiente se pueden apreciar comparativamente las características ofrecidas en los dispositivos más económicos y aquellos más costosos: capacidades de procesamiento hasta cuatro veces superiores, velocidades de carga casi cinco veces más rápidas y memorias hasta tres veces más grandes.
Esta disparidad provoca que las familias con mayores recursos adquieran dispositivos inteligentes más avanzados y disfruten de una conectividad superior, lo que amplía la brecha digital y refuerza las desigualdades en el acceso a derechos fundamentales, herramientas y aplicaciones digitales.
Es importante señalar que hasta ahora se ha discutido el nivel de gasto de los hogares en dispositivos y servicios móviles, así como los precios por categoría. Sin embargo, resulta interesante explorar el impacto que estos gastos tienen en los ingresos familiares, lo que ayudaría a cuantificar las dificultades que enfrentan los hogares más vulnerables para acceder a la conectividad móvil.
Gasto en conectividad móvil respecto al ingreso
El incremento en los ingresos de los hogares durante el año 2022 permitió que, en promedio, redujeran su proporción de gasto en teléfonos y servicios móviles del 7.2% al 5.3%, con respecto a sus ingresos corrientes entre 2020 y 2022.
A pesar de esta mejora, el decil de ingreso correspondiente a los hogares más pobres destinó trimestralmente el equivalente a $10.2 de cada $100 pesos de su ingreso corriente en smartphones y servicios móviles, mientras que en el decil más rico solo destinó $4.7 de cada $100.
En este sentido, a pesar de la diversidad de dispositivos ofrecida en términos de precio y de las mejoras en los ingresos de los hogares en los últimos años, aquellos en situaciones económicas más precarias aún realizan un esfuerzo presupuestal significativo, considerablemente mayor que el de los hogares más ricos, para acceder a la conectividad móvil, así como para aprovechar sus beneficios.
Evolución de la proporción de gasto
La gráfica siguiente muestra la proporción del gasto en teléfonos celulares y servicios móviles respecto al ingreso corriente para cada decil en los años 2018, 2020 y 2022.
En esta línea de tiempo, destaca que el decil de hogares más pobres gasta una proporción considerablemente elevada en relación con su ingreso, mientras que los deciles más ricos registran una mayor estabilidad en su inversión en dispositivos y servicios móviles.
Los saltos visibles en el año 2020, especialmente para los deciles I a IV, podrían responder a la confluencia de tres factores durante la crisis sanitaria, que terminaron por afectar en mayor medida a los hogares en el decil más pobre: el incremento de los precios de los equipos, la mayor demanda y la reducción de los ingresos de los hogares.
Conclusiones y propuestas para combatir la brecha tecnológica
A pesar de la diversidad en la oferta de equipos móviles y las mejoras en los ingresos de los hogares mexicanos, aquellos ubicados en el decil de ingreso más bajo han enfrentado barreras significativamente mayores a lo largo del tiempo para acceder a dispositivos y servicios móviles en comparación con el resto de los hogares.
Como resultado, los hogares más desfavorecidos no logran aprovechar plenamente las capacidades tecnológicas incorporadas los smartphones, las cuales, junto con la conectividad, facilitan un ejercicio más completo de derechos fundamentales como a la educación y la salud, así como el aumento de la productividad que estas tecnologías posibilitan.
Para aliviar esta carga económica para los hogares económicamente más vulnerables y garantizar el derecho a la conectividad, se proponen tres medidas de política fiscal que podrían aproximar a un escenario de universalidad, al menos en lo que respecta al acceso a los smartphones, y que a su vez incentivaría la migración hacia dispositivos con capacidades tecnológicas superiores.
En primer lugar, se propone la eliminación de impuestos al consumo tanto para los teléfonos inteligentes como para la prestación de servicios a través de redes de telecomunicaciones, especialmente si están vinculados a la salud o la educación.
Además, se sugiere otorgar subsidios a los hogares ubicados en los primeros tres deciles de ingreso, especialmente a los estudiantes, para que puedan adquirir equipos y servicios que faciliten sus estudios de manera remota y así evitar la deserción académica.
Por último, se plantea la implementación de financiamientos gubernamentales o programas donde el gobierno actúe como aval solidario para permitir el acceso o la migración a equipos de mejor calidad, especialmente dirigidos a los hogares pertenecientes al decil con menores ingresos (decil I).
Estas medidas tienen por objeto no solo aumentar la accesibilidad de los hogares mexicanos a la tecnología, sino también promover una distribución más equitativa que contribuya a maximizar el aprovechamiento de los beneficios que habilitan los smartphones y la conectividad móvil entre los hogares con menores ingresos.
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[1] En la construcción de este análisis, se separó a los hogares en deciles según su ingreso trimestral, es decir, se acomodó al total de hogares con base en sus ingresos y se dividieron en 10 grupos del mismo tamaño. Así, el decil I representa el 10% de los hogares con menores ingresos, el decil II representa al siguiente 10% de hogares con menos ingresos, y así sucesivamente hasta llegar al decil X, en donde está el 10% de los hogares con mayores ingresos.