Por Álvaro Echeverría*
El auge de los sistemas basados en Inteligencia Artificial (IA) evoluciona rápidamente y su impacto es inmenso, de ahí la importancia de prevenir y planificar. Para garantizar la auditabilidad del funcionamiento del sistema basado en IA, es necesario analizar las legislaciones en diferentes ámbitos e identificar cómo podrían ser utilizados adecuadamente desde ya.
En México, la discusión sobre la regulación de la IA ha cobrado relevancia, y no es para menos. Expertos, gobiernos y organizaciones coinciden en la importancia de regular esta tecnología, ya que su alcance abarca la educación, la industria, los derechos humanos, entre otros ámbitos. Regular esta tecnología contempla las dos caras de la moneda: su aportación y beneficios, así como sus riesgos.
Uno de los principales desafíos en México es la falta de un marco regulatorio claro. Sin una legislación específica, las empresas enfrentan incertidumbre, lo que dificulta la inversión en tecnologías de IA. Además, la carencia de talento especializado y la infraestructura tecnológica insuficiente son barreras significativas.
A pesar de estos desafíos, existen oportunidades. Las empresas pueden liderar el cambio invirtiendo en investigación y desarrollo de tecnologías de IA avanzadas y éticas. La colaboración con universidades y centros de investigación es esencial para desarrollar programas de formación en IA, creando así una base de talento robusta.
En este sentido, el papel de los gobiernos y los legisladores es inminente para fomentar el uso responsable de las tecnologías. Sin embargo, la tarea no es sencilla. La rapidez con la que avanza la IA supera con creces la capacidad de las legislaciones actuales para adaptarse, creando una brecha significativa en la regulación.
El Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), por ejemplo, ha implementado IA para mejorar la función de los buscadores de la Plataforma Nacional de Transparencia (PNT) y recientemente, la institución expresó que esta tecnología puede ser utilizada para mejorar la eficiencia y transparencia gubernamental. Sin embargo, “es crucial no perder de vista la necesidad de proteger los datos personales en estos procesos”, señalan.
La brecha actual en la legislación representa tanto oportunidades de mejora y de trabajo colaborativo entre actores de gobierno, la academia y el sector empresarial. Con el enfoque correcto, es posible crear un entorno regulatorio que no sólo proteja a la ciudadanía, sino que también fomente la innovación y el desarrollo tecnológico. El trabajo conjunto entre el sector público y privado, así como la inversión e innovación de las empresas será esencial para lograr este objetivo y posicionar a México como un referente en el uso ético y avanzado de la IA para la región.
El próximo gobierno tiene una oportunidad única de traer lo mejor de los dos mundos a la mesa para poder liderar este cambio. Hoy es el momento
*CEO de SimpliRoute.