Lo anterior tiene mucho sentido en México, donde esta industria pesa en la economía. Actualmente, el sector minero-metalúrgico en el país contribuye con 2.05% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional[1].
En materia laboral, según datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), al cierre de 2021, se registraron 406,179 empleos directos, relacionados a la industria, mismos que representan un aumento de 10.4% (38,244 empleos) respecto a 2020.
Sin embargo, es importante acotar hacia dónde se dirigen todos los avances tecnológicos del ecosistema. Es innegable que la nueva era en la minería ya llegó, y no sólo en términos de infraestructura para extracción.
Las operaciones mineras de la actualidad están adoptando la tecnología en una especie de revolución silenciosa, reduciendo tiempo, costos y aumentando la productividad a través de diversas aristas, de entre las que destacan las siguientes:
Vehículos eléctricos y autónomos. Uno de los más grandes avances tecnológicos está en el aumento de vehículos eléctricos. Se estima que cerca de 80% de las emisiones directas, vinculadas con la minería proceden del transporte[2].
Por ello, las mayores innovaciones dedicadas al equipo pesado se concentran en un sistema eléctrico, y su apuesta es seguir perfeccionando esta tecnología. El equipo autónomo puede trabajar sin un operador humano —solo con alguien que supervise— mientras minimiza errores.
Además, estas máquinas tienen la posibilidad de realizar inspecciones por medio de cámaras y sensores con los que detectan problemas en la mina. La ventaja aquí es que, cuanto más frecuentemente se inspeccione de manera digital, se enviarán menos humanos, haciendo una operación más segura[3].
Conexión 5G. El tema de la automatización de procesos es clave en la conversación industrial, y así como con otros sectores, la extracción minera está buscando cierto grado de optimización para contar con mayor eficiencia y seguridad en las operaciones.
En América Latina, Brasil y México son los mercados más optimistas en cuanto a conexión móvil, donde se espera que ésta, a través de la red 5G, alcance 20% y 14% para 2025[4]. Con esto, la respuesta es el lanzamiento de vehículos autónomos teledirigidos por control remoto, gracias a la tecnología 5G.
Así, los drones serán enviados a explorar túneles, sin poner en riesgo vidas humanas y con la posibilidad de tener información sobre minerales o estabilidad de terreno.
Uso de datos e Inteligencia Artificial (IA). Las tecnologías emergentes están aumentando la eficiencia operativa de las industrias, trabajando con los objetivos ambientales y reforzando la seguridad, rentabilidad y confiabilidad de muchos sectores, agregándoles un valor inestimable.
Hoy, la minería se practica en entornos con maquinaria pesada de extracción, soportada por tecnología que está muy cerca de los humanos que necesitan operarlos. Un requerimiento básico es saber con precisión dónde y cómo excavar, y un error en la ubicación puede costar miles de millones de dólares e, incluso, la integridad física de las personas. La Inteligencia Artificial puede ayudar a prevenir mejor esos errores, teniendo como beneficio la reducción de gastos extra y una mayor seguridad.
Inteligencia y monitorización subterránea
La Inteligencia Artificial también se está utilizando en minería con el propósito de identificar terrenos con potencial valor para perforar o extraer. La ciencia de datos genera patrones coincidentes, análisis predictivos y brinda gestión organizada a fin de procesar mapas y datos geológicos.
Además, se está convirtiendo en una herramienta que analiza datos de todo tipo. La mayoría de las industrias utilizan el aprendizaje automático para sus datos en las operaciones, que van desde la gestión del transporte y la logística, hasta la gestión de la cadena de suministro y datos crediticios.
Por medio de soluciones como CIAL 360 Credit, industrias como la minería pueden gestionar operaciones recopilando, ordenando y procesando los datos generados de manera rápida. Con una plataforma SaaS (Software as a Service) con un análisis basado en reglas, los procesos se agilizan, se acelera el ciclo de ventas y se impulsa la escalabilidad, lo que resulta en crecimiento general.
Redacción C21