Maldonado, quien también es presidente de la Fundación Kooltivo, subraya la urgencia de que el próximo gobierno, empresarios e instituciones educativas, públicas y privadas, prioricen el desarrollo de una soberanía tecnológica que asegure el futuro del país como una nación verdaderamente libre y soberana.
México, aunque se posiciona como el tercer país más innovador en América Latina, enfrenta retos significativos a nivel global. Según el más reciente informe del Índice Global de Innovación 2023 publicado por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), el país ocupa el lugar 57 a nivel mundial, lejos de las posiciones de liderazgo tecnológico que ostentan otras naciones.
“Si bien es alentador ver a México con una calificación relativamente alta en la región, es evidente que estamos muy rezagados en el contexto global”, señala Maldonado, quien agrega que las cifras demuestran que aún hay un largo camino por recorrer.
No obstante los desafíos de innovación global, México posee importantes fortalezas en áreas clave como: la manufactura avanzada, la electrónica y la industria automotriz; “dichos sectores son la base para un mayor desarrollo tecnológico; lo importante es apostarles e invertirles para garantizar una independencia tecnológica real”, refiere el experto.
Es importante señalar que, de acuerdo con cifras de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la inversión mexicana con respecto a los líderes mundiales en investigación y desarrollo, es ocho veces menor, tiene una plantilla de investigación nueve veces menor, publica 5.5 veces menos artículos de investigación y sus residentes realizan 20 veces menos aplicaciones de patentes en las principales oficinas de propiedad intelectual.
Si bien el gobierno mexicano ha tomado algunas medidas para fortalecer el sector de la ciencia, tecnología e innovación, como la reciente aprobación del Programa Especial en Materia de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación, conforme al Decreto Presidencial publicado el 23 de mayo de 2024 en el Diario Oficial de la Federación, aún hay mucho camino que recorrer y contrario a los argumentos de dicho decreto, el sector privado juega un papel de lo más relevante para que el cumplimiento de sus metas no sea demagogia.
“Aunque las políticas gubernamentales son un buen primer paso, falta mayor visibilidad y compromiso para convertir la soberanía tecnológica en una prioridad de Estado, y el sector privado también debe ser llamado a participar en esta estrategia nacional”, enfatiza Maldonado.
Para el experto, la clave está en diseñar estrategias a largo plazo que permitan a México reducir su dependencia tecnológica. Señala que es fundamental que el sector privado y la academia también se sumen al esfuerzo, en colaboración con organismos internacionales y locales como la Fundación Kooltivo.
Entre sus recomendaciones se encuentran: la creación de un marco legal e institucional que incentive la inversión en tecnología de punta y la colaboración entre universidades, centros de investigación y empresas privadas.
Con un enfoque coordinado, México podría aspirar a una soberanía tecnológica que garantice su capacidad para desarrollar soluciones locales a problemas globales, desde la producción de semiconductores hasta el desarrollo de inteligencia artificial.
Maldonado concluye: "La independencia debe ser un hecho histórico que festejemos y a la vez, un reto para el presente, así como para el futuro. En este siglo, la verdadera soberanía de los pueblos pasa por la tecnología. Por ello, mientras celebramos la independencia debemos proponernos alcanzar en un futuro cercano una auténtica independencia en el ámbito tecnológico ya que es crucial para el desarrollo de una nación moderna y competitiva a nivel global.
Redacción C21